lunes, 29 de noviembre de 2010

Igualdad bien entendida.

Igualdad, bien entendida.

El otro día viendo la 2 planteaban en un programa si debía tener una persona con discapacidad intelectual la posibilidad de acceder al carné de conducir.
La verdad es que lo tenía clarísimo pero sorprendentemente la mayoría de la gente a la que preguntaban o bien daban una negativa o bien ponían peros.

Esto te lleva a plantearte cual es el concepto de “igualdad” que tenemos.
Creo que las pruebas del carné de conducir son bastante flojas en general. Creo que mucha gente que sale con el carné no tiene ni los conocimientos, ni la habilidad para conducir fluidamente. Y lo digo por mí el primero, que el teórico lo superé por suerte.
Si una persona con la discapacidad que sea, ya sea intelectual(o psicológica, no sé el término técnico correcto) o física, supera las pruebas a las que todos debemos someternos, debe tener el carné igual que cualquiera. Otra cosa es que no valgas, que no se te de bien y suspendas el examen. Para el que defienda el argumento de que eso sería más peligroso, yo creo que no, porque las personas con discapacidad son muy conscientes de sus limitaciones y suelen ser bastante más prudentes. Y bastante más peligroso es poner un coche de 140 caballos en manos de un chavalín de 20 años que se cree Alonso. Y no por eso prohibimos a los chavales tener un porche, aunque sería el primero en apoyar esa medida. Limitación de CC igual que en las motos.
A lo que voy es que la igualdad para mí es tener el mismo número y variedad de posibilidades que los demás. Si superas las pruebas y demuestras tener la habilidad, responsabilidad y prudencia que necesita un coche, aupa. Pero eso debería aplicarse a todos.

Esto no significa que si yo voy con otra persona más pequeña, menos fuerte, con menos capacidad de carga y me voy a dar un pateo por la montaña, no cargue yo con más peso (de forma voluntaria, que nadie me obliga). No creo que esto sea contradictorio. Igualdad no es que todos hacemos lo mismo. Si me quedo en una isla desierta con una viejecita que come dos nueces al día y cazamos tres jabalís, yo me como dos fijo. Y eso no sería romper la igualdad, desde mi punto de vista. Es que mi cuerpo necesita más energía que el suyo.

Otra cosa que me hace mucha gracia es la falsa igualdad que se plantea en algunos temas hombre-mujer.
Por ejemplo, con una ley que me parece de lo más absurdo. “la mitad de los diputados (por decir una profesión cualquiera) tienen que ser hombres y la mitad mujeres”…pero que bobada. ¿¿Tendrá que ser quien esté más capacitado?? Para mí, eso debería tener tanta importancia como cual sea tu color favorito, de que pueblo eran tus abuelos o cual es la comida que mejor haces….
También me pasa muchas veces que oigo a mujeres decir cosas de sus maridos, o de los hombres en general, que si las dijera un hombre de su mujer….
Y no me refiero y las típicas discusiones que todos tenemos, en pareja y en grupo de si las tías “sois no se que” y los tíos hacéis no se cuanto, tetas y culos culos y tetas, que no paras de hablar, etc…que en el fondo son topicazos, algo ciertos, que a todos deberían agradarnos y hacernos reír, porque son la sal de la vida y las relaciones hombre-mujer.

La discriminación negativa es mala, pero la positiva, a veces tampoco ayuda.